En la anterior entrega https://joseramonferrandis.es/el-co2-es-un-gas-prodigioso-i/ hemos hablado de cómo las élites globalistas y sus medios asociados quieren hacernos creer que el incremento del CO2 de origen humano, que constituye una pequeña fracción del total, estaría llevándonos a la catástrofe. Salvando esa irremontable inverosimilitud, resulta que el CO2 producido por los países occidentales de economía de mercado es letal, pero el procedente de China, India, Rusia y otros países no lo es, y el que no lo crea, sea anatema.
En esta segunda entrega vamos a ver hasta dónde puede llegar la temperatura de la atmósfera por razón de la elevación de la concentración del CO2 (natural y antropogénico, no lo olvidemos ni por un momento) en el conjunto de los gases de efecto invernadero. Hablaremos de los límites al calentamiento.
En la tercera entrega, enumeraré la enorme cantidad de efectos positivos que tiene el CO2 sobre el sistema (clima, vegetación) como un todo. Y en la cuarta hablaremos sobre el eventual impacto que el CO2 podría tener sobre la salud del ser humano.
Vamos sin más dilación con los límites objetivos al calentamiento derivado de incrementos de concentración del CO2 en la atmósfera terrestre.
Seguro que usted, lector, ha oído decir, o acaso leído, que al ritmo actual de crecimiento del CO2, la temperatura de la atmósfera en 2100 se incrementará n[1] grados. La idea que subyace a esta afirmación es la de amedrentar y facilitar. “Amedrentar para mejor dominar” es una máxima de la ingeniería social vigente a lo largo del tiempo. Recuerden el COVID 19, cuando el terror se hacía dueño y señor de nuestras vidas porque así lo propiciaban quienes decían gestionar en bien de todos los efectos de la pandemia china[2]. Amedrentar es lo primero.
Y subsiguientemente, facilitar la adopción de medidas descabelladas y autodestructivas en unas sociedades que ya están con el susto en el cuerpo viene justo a continuación. Es un crimen, sí, pero un crimen de Estado[3].
Todo esto es falso. Completamente falso. Lo es que el CO2 eleve en solitario las temperaturas. Lo es que sea el CO2 antropogénico, en solitario también. Lo es que sea el CO2 antropogénico, pero sólo el emitido por las economías de mercado. Los demás países emiten colonia, ya se sabe.
En esa estela fragante, vamos ahora a analizar un gráfico que van a ver en seguida, cuyo título es “Disminución logarítmica del efecto calentamiento del CO2 atmosférico”. Pero primero, unas pequeñas salvedades para facilitar su lectura.
En el eje de abscisas está representada la concentración de CO2 en la atmósfera, en ppm. En el eje de ordenadas están las temperaturas, en grados centígrados.
Hay cuatro líneas de puntos verticales, dos frases explicativas y una curva que expresa cómo el calentamiento inducido por el CO2 disminuye según la concentración de ese GEI en la atmósfera aumenta. Lo esencial es la frase en el recuadro, que traduzco, aunque seguramente no lo necesita el lector: la sensitividad aproximada por pasar de 410 a 820 ppm (es decir, doblar el nivel de concentración de CO2 cuando se efectuó el cálculo, n. del t.) es de + 0,35 °C[4], cosa que al ritmo actual llevará 150 años[5].
Hay algún otro dato de interés, como la concentración de CO2 en la que las plantas mueren (150 ppm), la existente en la última Edad de Hielo[6], el nivel preindustrial y el “actual”, es decir, el correspondiente al año 2020, fecha de elaboración del gráfico.
Poco más hay que decir en lo referido al cuadro, salvo la obviedad (que quizá, a lo que se ve, no lo es tanto) de que mayores concentraciones de CO2 en la atmósfera mejoran la productividad de las plantas. Lo importante es que no alcanzaremos más allá de 0,35°C adicionales en el año 2170 por razón CO2, sea antropogénico, natural o mediopensionista. Cualquier cifra por encima de esos 0,35°C sólo busca acogotar, controlar y destruir.
En resumen, que como decía el título del gráfico, la efectividad del CO2 como GEI disminuye logarítmicamente conforme aumenta su concentración[7]. En otras palabras, el dióxido de carbono ejerce un efecto cada vez menor en el calentamiento según aumenta su concentración[8] ¿A dónde nos lleva esto? Pues a que, si alguna vez se alcanzan las 1.000 ppm, el efecto invernadero extra correspondiente al CO2 será absolutamente despreciable. Y es que el CO2 no pinta prácticamente nada, y el antropogénico, menos que nada. El clima está conducido por la radiación solar, los ciclos de Milankovich[9] y la circulación termohalina[10].
Tiene sentido. El CO2, como GEI, tiene 0,01333. de la efectividad del vapor de agua, Expresado en un quebrado, 1/75. Poca cosa, muy poca cosa. Y nos lo quieren vender como si el CO2 fuera el malo de la película … cuando es nuestro ángel guardián. Y no interviene más que muy marginalmente en las variaciones del clima, esas que han tenido lugar siempre.
Por cierto, no crean que el efecto invernadero es algo fatal. Nada de eso. Si no fuera por ese fenómeno natural, la temperatura de la atmósfera de la Tierra sería de 33°C más baja de lo que es gracias a los GEI, alcanzando los 18 °C bajo cero[11]. La Tierra sería inhabitable por el frío reinante. Conviene poner las cosas en perspectiva[12] [13].
Como ya han visto en el grafico más arriba, por debajo de una concentración de CO2 de 200 ppm, las plantas luchan por sobrevivir. Vean lo que el fundador de Greenpeace, Patrick Moore, dice al respecto[14]. Como saben, Moore abjuró del activismo tramposo de la organización que contribuyó a fundar.
Como han podido apreciar, los intentos de limitar (pero sólo en una parte del mundo, eso sí) las emisiones de CO2 que realiza el ser humano organizado en sociedades, dejando de lado la mayoría de las emisiones antropogénicas (que tienen lugar en otra parte del mundo que goza de bula para ello, como si el CO2 no circulara libremente por la atmósfera) sólo pueden tener, en el mejor de los casos, un efecto despreciable, marginal. Son irrelevantes para la finalidad sedicentemente[15] perseguida.
El mejor curso de acción, el menos dañino y costoso, es no hacer nada. Nada en absoluto. Porque el CO2 ya ha perdido casi toda su capacidad de calentamiento. Y porque el CO2 antropogénico no es sino una pequeña parte del que se emite a la atmósfera.
Eso sí, vaya y dígaselo a un intervencionista. A un calentólogo. A un alarmista. A un seguidor de esta nueva fe laica. Le mirará como si estuviera usted loco. Como el peligroso sujeto que puede dar al traste con sus extrabeneficios. Como si el réprobo no fuera él.
[1] Escribo n porque cualquier cifra es posible. Cualquier programa de ordenador, cualquier estimación probabilística, cualquier exageración política caben en esta n que indico. La más común es de 2°C. La más elevada que he leído es de 5°C. A partir de ahí, juzguen ustedes mismos, teniendo en cuenta que, muy probablemente, ninguno de los que leemos esto ahora estará aquí para contarlo cuando el plazo llegue a cumplirse. Por eso, entre otras cosas, lo fían a tan largo.
[2] Si quieren disfrutar de un relato actualizado, omnicomprensivo y veraz sobre el COVID 19, lean esto. https://www.fpcs.es/desde-wuhan-una-epidemia-de-mentiras/
[3] https://www.unioneditorial.net/libro/crimen-de-estado/
[4] De acuerdo con la media probable.
[5] 410 ppm había en la atmósfera en 2020. Así, la previsión de 150 años nos situaría en 2170.
[6] Hace 18.000 años, durante la última glaciación, el nivel de C02 atmosférico cayó al nivel más bajo nunca conocido. Fue de 180 ppm. Demasiado cerca del nivel de extinción de las plantas, que es de 150 ppm.
[7] Ese efecto de disminución logarítmica es muy probablemente la razón de que no se haya producido calentamiento catastrófico alguno por razón del CO2 hace centenares de millones de años, cuando los niveles de CO2 atmosférico estaban en el rango de miles de ppm.
[8] En este momento, su curva de incidencia está prácticamente plana: una mayor cantidad de CO2 en la atmósfera apenas generará calentamiento adicional. Al actual nivel de 420 ppm, aproximadamente el 88% de la efectividad del CO2 como GEI se ha agotado ya.
[9] Tenemos que hablar de esto pronto. Es fundamental. Lo explico en detalle en el libro “Crimen de Estado”, pero creo de interés subir al blog un breve resumen.
[10] El término es oceanográfico. De refiere a parte de la circulación oceánica, que está determinada por los gradientes de densidad globales, a su vez producto del calor en la superficie y los flujos de agua dulce. Es muy importante por su significativa participación en el flujo neto de calor que circula desde las regiones tropicales hacia las polares, lo que a su vez determina el clima terrestre.
[11] La temperatura media actual de la atmósfera terrestre es de 15°C, 33°C más de los que había en ausencia de “efecto invernadero”.
[12] Por concretar cuán marginal sería una concentración de CO2 que alcanzara 1.000 ppm, este nivel podría llegar a incrementar la temperatura en aproximadamente 0,49°C de media, desarrollando a cambio una vegetación espectacular. Y nadie puede afirmar con certeza que esa temperatura sería objetivamente peor que la actual. Siempre podemos preguntarnos: ¿constituye la temperatura actual el óptimo climático? ¿Por qué?
[13] Y por cierto, el mundo se ha estado enfriando durante los últimos 3 milenios, es decir, desde aproximadamente el año 1000 antes de Cristo. De Jesucristo, sí.
[14] Greenpeace co-founder pens treatise on the positive effects of CO2 – says there is no crisis
[15] Sedicentemente, porque la finalidad verdadera, ya saben, es muy otra.