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Nota sobre Rusia y la guerra de 2022 (tercera y última parte)

por | 29 Oct 2022 | Países / Áreas geográficas

Sabemos cómo se las ha gastado Rusia en el pasado, incluyendo el momento que estamos viviendo en la guerra de Ucraina.

El ejército ruso ya ha perdido la guerra. No importa que ésta no haya terminado ni los medios adicionales que pongan en juego, en forma de reclutas arrastrados al frente contra su voluntad[1]. El servicio de información, SVR[2], se equivocó sobre la acogida que se depararía a los rusos en Ucraina. Las excusas sobre la desnazificación son grotescas. Las pérdidas experimentadas son impropias de un ejército[3] moderno. Putin se encuentra en una mala posición, no sólo por su salud. Esto pinta mal para Rusia.

Y, sin embargo, eligieron un buen momento para atacar, sobre todo tras la debilísima respuesta occidental a la invasión de Crimea, que tanto recuerda a lo ocurrido en 1935 en el Sarre/Rheinland[4], en 1936 en Renania/Rheinpfalz[5] y sobre todo en 1938 en Múnich[6]. Ojo, que las tres veces estamos hablando de los genuinos nazis, cuyo comportamiento mimetiza tan aproximadamente Rusia. Sobre todo, tras su injerencia en la cuenca del Donbas, donde efectúa un maquillaje indecente para justificar una anexión imperialista más, como vemos (https://joseramonferrandis.es/categoria/globalizacion/). Occidente renquea de varias patas a la vez: un presidente incapacitado y desnortado en los EE.UU, bastión de la defensa de las libertades; una herencia energética envenenada en Alemania[7] y por extensión, en la Unión Europea; una pérdida de vigor y valores en Occidente como no se recuerda, acompañada de una invasión silenciosa del islam; una República Popular China rampante y agresiva en su expansión indopacífica, y una Iglesia universal en manos de la izquierda, destruyendo el nervio central de la herencia occidental. El momento era perfecto. Pero Rusia no ha estado a la altura.

Al cabo, todo se va a resumir en estrecheces energéticas por interrupciones de suministro de gas natural, acompañadas por una crisis económica de gran magnitud originada, alimentada y culminada por las cobardes y absurdas[8] políticas de los Bancos Centrales. La ruptura de las cadenas de valor tiene más que ver con la pandemia del SARS-CoV-2 y el comportamiento chino en general que con cualquier otra cosa.

Esto es lo esencial en la guerra de Ucraina y sus epifenómenos.

Putin está acorralado, pero no puede negociar sin perder los vestigios de grandeza que cree le restan. El despliegue de 10.000 efectivos de tropas especiales para proteger el entorno del Kremlin demuestra su pavor. Está enfermo. Se está convirtiendo en un pato cojo, o como él mismo diría, en una rata acosada[9]. Por su parte, Zelensky no va a negociar, salvo presión insoportable de los EE. UU., cuyas estrategias no se diseñan en la Casa Blanca ni en el Pentágono.

Rusia carece de credibilidad. Nadie olvida cómo ha vulnerado sus acuerdos bilaterales de 1994 y despreciado el derecho internacional. Pero con todo, de la misma manera que la revolución rumana de 1989 personalizó la terrible situación económica y política de Rumanía en Nicolae Ceausescu y su esposa, ajusticiándolos[10], así es posible que se personalice en Putin[11] la derrota de Rusia y su conversión en paria entre las Naciones para salvar a Rusia del oprobio. Habría un mañana.

[1] No es capaz de convencer a sus jóvenes y menos jóvenes para que se enrolen y se conviertan en carne de cañón, que es lo que hizo y hace el ejército ruso/soviético/ruso en toda su historia.

[2] Serguéi Evguénievich Narishkin, director del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior), ha sido salvajemente maltratado en público por Putin, antes y durante la guerra.

[3] Ejército cuya mayor aportación táctica es bombardear y avanzar con los blindados por la tierra quemada, sacrificando a los suyos. Son estrictamente incompetentes, salvo para asesinar. Su parque móvil es básicamente un pueblo Potemkin, con excepción de los misiles más modernos (que escasean), los drones (comprados a Irán) y las ojivas nucleares con diversos vectores, acerca de cuyo estado nada se sabe. Los semiconductores siguen desaparecidos. Así que el mero paso del tiempo, salvo gigantescos sacrificios humanos a ambos lados del frente, no ayuda a Rusia.

[4] En enero de 1935 se celebró en el Sarre (Alsacia) un referéndum sobre el futuro estatus del Territorio de la Cuenca del Sarre, que tras la Paz de Versalles (1919) había sido segregado de Alemania. Más del 90% de los votantes optaron por la reunificación con Alemania, un 9% por seguir como territorio bajo mandato de la Liga de Naciones y menos del 0,5% por la unificación con Francia. El gobierno de Hitler planteó que se decidía entre una integración en Alemania o la continuación del desempleo.

[5] La remilitarización de Renania se efectuó con tropas de la Wehrmacht que entraron en Rheinland en bicicleta. Y no pasó nada, a pesar de que Hitler vulneró así el Tratado de Versalles.

[6] Esa referencia es mucho más conocida y citada. En la Conferencia de Múnich del 30 de septiembre de 1938, los presidentes británico Arthur Neville Chamberlain y francés Édouard Daladier cedieron ante Hitler en su toma de los Sudetes (área de Checoslovaquia donde la población hablaba alemán) para evitar el enfrentamiento armado, razón por la cual se le deparó a Chamberlain un recibimiento multitudinario en el Reino Unido, a su vuelta. Como sagazmente manifestó Winston Churchill a continuación: “Por evitar la guerra caísteis en el deshonor, y ahora tendréis deshonor y guerra”. Acertó.

[7] Donde la lideresa del CDU Merkel ha dejado su puesto a un gris miembro del SPD, segundo plato tras la defenestrada Annegret Kramp-Karrenbauer, que responde por Olaf Scholz.

[8] En sus cuatro acepciones 1. Contrario y opuesto a la razón, que no tiene sentido/ 2. Extravagante, irregular/ 3. Chocante, contradictorio/4. Dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado.

[9] Putin’s ‘Cornered Rat’ Story Might Be a Warning About His Next Move (vice.com)

[10] Y permitiendo que miembros purgados y de segunda fila del Partido Comunista Rumano se presentaran como Frente de Salvación Nacional, ganando por aplastamiento las elecciones de 1990, con Ion Iliescu al frente.

[11] Sustituyéndolo en su puesto.

Autor del artículo

<a href="https://joseramonferrandis.es" target="_blank">José-Ramón Ferrandis</a>

José-Ramón Ferrandis

Nacido en Valencia (España) en 1951. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense. Técnico Comercial y Economista del Estado. Salvo posiciones en Madrid, destinado sucesivamente en Ceuta (España), Moscú (URSS), Washington (EE. UU.), Moscú (Rusia) y Riad (Arabia Saudita). Profesor de Análisis Riesgo País, Análisis de tendencias y Mercados internacionales. Analista. Escritor (Globalización y Generación de Riqueza, África es así, Crimen de Estado). Áreas de especialización referidas a su trayectoria. Con el blog espera poder compartir experiencias y divulgar análisis sobre asuntos de interés general, empezando por el clima y terminando por la Geopolítica; sin dejar de lado la situación de España. Lo completará publicando semanalmente la Carta de los martes, que tiene 4 años de existencia.