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Un blog reaccionario

«Verum, Bonum, Pulchrum»

El Peak Oil

por | 23 Ene 2023 | Otros artículos

Seguro que le suena. Peak oil se refiere al momento en el que el petróleo[1] será tan escaso o difícil de conseguir que su extracción empezará descender. Habrá alcanzado un pico productivo que ya no podrá superar nunca. Si se quiere representar gráficamente el fenómeno, revestiría el aspecto de una campana de Gauss[2], que se aplica en distribución estadística de un gran número de variables.

Normal distribution pdf – Función gaussiana – Wikipedia, la enciclopedia libre

El peak oil avisa y previene: como consecuencia de la reducción de oferta de crudo, su precio ascenderá progresivamente, así que las economías entrarán en una fase de reducción de su uso y/o una espiral inflacionista de oferta. Los países pobres se verán en mayor medida privados de él por no poder costear el incremento, las economías en general se frenarán, los países productores monocultivadores se verán en serios problemas y se dificultará la obtención de productos de la industria petroquímica, como etileno, fertilizantes, fibras sintéticas, herbicidas, metanol, pesticidas, plásticos, propileno y derivados de todos ellos. Y de combustibles, claro, que obstaculizarán el transporte de pasajeros y mercancías, amén de reforzar la inflación por esa vía.

Así que vamos a hincar la rodilla. ¿Verdad que sí?

Pues no.

Vamos por partes.

La teoría del peak oil fue elaborada y presentada en 1956 por el geofísico Marion King Hubbert, conocido sobre todo por sus estudios sobre el tamaño de los campos petrolíferos[3] y las reservas de gas natural, así como sus límites productivos. Aventuró que, en cada campo petrolífero, la tasa de producción de petróleo en el tiempo revestiría la forma de una curva de campana.

Más concretamente, predijo que la producción de petróleo en los EE. UU. alcanzaría su pico entre 1965 y 1970. No se le creyó (puesto que todas las predicciones anteriores habían resultado fallidas[4], fundamentalmente porque no habían tomado en cuenta futuros descubrimientos, tanto en reservas como en tecnología, para explotar los pozos) pero la producción de petróleo en los EE. UU. alcanzó su máximo en 1970 y comenzó a descender. ¡Bingo[5]!

En 1974, Hubbert predijo el peak oil mundial para el año 2000, “si las tendencias actuales continúan”. Pero las tendencias en materia de consumo no continuaron[6]. Y el pico se alejó hacia la derecha. La Agencia Internacional de la Energía afirmó en 2010 que el cénit de la extracción de petróleo convencional se había producido en 2006. Algo así como lo que expresa esta curva:

M. King Hubbert – Wikipedia

Se volvió a vaticinar el cenit mundial absoluto, tomando ahora en consideración los crudos no convencionales (fracking, arenas bituminosas, etc.). Parece que tampoco se dio en el clavo[8]. Y es que no es fácil discernir algo tan elusivo, tan volátil, tan dependiente de múltiples variables de demanda y de oferta (que es un sumatorio de disponibilidad, tecnología y transporte, como poco).

Una distribución del tipo campana de Gauss es aplicable para cada producto, carrera vital o cualesquiera variables influidas por hechos o fenómenos aleatorios. Cuando se trata de disponibilidades físicas finitas, éstas, invariablemente, llegan a su fin. Por tanto, quien quiera pasarse la vida propalando la llegada del peak oil en cualquier momento de un futuro próximo o mediato, acabará acertando. La letanía esa de “vamos a morir todos” es siempre de aplicación, sólo faltaba. La gracia está en saber quién y cuándo.

De neomalthusianos está lleno el mundo. Anuncian las mayores catástrofes. Se equivocan una y otra vez, pero siguen en sus cátedras, en sus púlpitos, en sus columnas (de prensa), sus programas de televisión, sus blogs, sus vídeos al alcance de espectadores en todo el mundo. inasequibles al desaliento. Hasta que puedan (ellos, o quienes les sucedan) proclamar con verdad; “Ves? Ya te lo decía yo”. Y en este caso, habremos llegado al pico de producción agregada de todos los hidrocarburos líquidos, cosa que sabremos ex post facto, claro está. O, como decía el otro, “o no”[9].

El hecho de que se pueda alcanzar un pico a un nivel de precios dado[10] no excluye que una nueva técnica extractiva o incluso una nueva gestión de la localización de los campos haga aparecer una nueva curva, con su correspondiente pico teórico años más tarde, así como su inevitable descenso posterior.  Vean un ejemplo de lo que digo (línea roja):

Peak oil – Wikipedia

Y hablando de precios, conviene subrayar que, a ciertos niveles (altos y estables) de precios, la inversión para localizar y extraer crudo de pozos nuevos se pondría en marcha de inmediato. Es un automatismo económico, matizable siempre, que los heraldos del peak oil no mencionan.

Esto no ocurre desde hace años debido a la demencial y criminal política de reducción forzosa de demanda a la soviética que siguen los EE. UU. y la UE, que distorsiona el papel de los precios como índices claros de la escasez relativa de bienes y servicios en un mercado abierto. Encarecer artificialmente los precios finales del crudo con impuestos descabellados, así como los subproductos del crudo con tasas de todo tipo, impide enviar señales claras a los operadores y distorsiona el funcionamiento del sistema[11]. Pero eso sí, enriquece a los involucrados y sobrealimenta al Estado, cuya explotación engorda a su vez a los políticos, quienes así crecen y se multiplican[12].

Por cierto, las inclinaciones de la curva en su fase creciente y decreciente no tienen por qué ser como aparecen en los gráficos más difundidos. La campana puede ser un soufflé. Un soufflé no consumido a tiempo, incluso. Asimétrico. Vean:

Peak oil – Wikipedia

Lo que no veremos, ni nuestros hijos, ni los hijos de nuestros hijos, ni nadie en los 300 años[13] por venir, si la autoridad no lo impide[14], es la desaparición del recurso llamado petróleo[15]. No ya porque el crudo no sea abiótico/abiognético[16], que probablemente no lo sea, sino porque en 300 años, los cambios tecnológicos habrán hecho innecesario el uso del petróleo como recurso de utilización general y común.

Hasta tanto llega esa u otra igualmente imprecisa e inverificable fecha, vean cómo se comportan las reservas probadas de crudo, de acuerdo con la US EIA. Más que una campana de Gauss, parece el camino verde, camino verde que va a la ermita.

World Oil Reserves Bill Bbl 1980-2012 – Predicting the timing of peak oil – Wikipedia

Parafraseando al jeque Yamani[17], “la Edad de Piedra no se terminó porque se acabaran las piedras”, sino porque se hicieron innecesarias ante la pujanza de la Edad del Cobre y sus nuevas herramientas, que asomaba por la puerta. No será petróleo lo que falte. Es catastrofismo lo que sobra.

[1] Se produce en el interior de la Tierra, por transformación de la materia orgánica acumulada en sedimentos del pasado geológico. En condiciones normales de presión y temperatura, es un líquido bituminoso que puede presentar gran variación en diversos parámetros como color, viscosidad y capacidad calorífica,

[2] La campana de Gauss puede prever fluctuaciones de oferta y demanda, lo que la convierte en una herramienta para adelantarse a posibles alteraciones del funcionamiento de cualquier empresa o sector. La distribución que la campana materializa tiene sentido también al analizar la naturaleza de las personas, pues refleja bien el comportamiento de los valores de ciertas variables que se hallan influenciadas por fenómenos aleatorios.

[3] El petróleo es un hidrocarburo de origen fósil, procedente de la transformación de algas y zooplancton depositados en grandes cantidades en eras pasadas sobre lechos sin oxígeno bajo capas de sedimentos. Hay otra hipótesis minoritaria que luego veremos.

[4] En los 1880s, algunos expertos de los EE. UU. creyeron que el agotamiento de los pozos de Pennsylvania acabaría con el petróleo estadounidense. Tras la I Guerra Mundial, “llegaremos al pico de producción, probablemente dentro de 3 años, en 1921, o acaso en 1920”. Luego, en torno al año 2000, numerosos especialistas erraron en el advenimiento del peak oil: Phibro, Fatih Birol, (AIE), Kenneth S. Deffeyes (Princeton). Matthew Simmons (2006) y otros. En julio de 2007 falló asimismo la IEA Medium-Term Oil Market Report. The Energy Watch Group (2007), idem. Sadad Ibrahim Al Husseini, (ARAMCO) aseguró en 2007 que la cosa era para 2010. La lista es interminable. En 2021, la periodista Sophie Mellor (Fortune) predijo 2025, añadiendo que la AIE preveía la inversión de miles de millones de dólares en renovables. Ajá. Vamos entendiendo.

[5] En 1956, Hubbert calculó que la producción en el mundo culminaría en torno al 2000. Insistió en la predicción en 1962. No hubo pico en 2000, ni en 2012.

[6] Vehículos más eficientes, calefacción eléctrica y de gas, así como otros factores.

[8] No minimizaremos las dificultades inherentes a la tarea.

[9] No escasean quienes desconfían de las predicciones pesimistas. Abdullah S. Jum’ah, Presidente, Director y CEO de Saudi Aramco, dijo en 2008 que las reservas mundiales de crudo convencional durarían al manos un siglo más. Añadió algo que debería haber salido de la boca de algún gurú occidental: “Hemos subestimado enormemente la capacidad del ser humano de encontrar nuevas reservas de crudo, sí como de elevar nuestras tasas de recuperación y llegar a campos antaño considerados inaccesibles”.

[10] Sí, esto es habitual. Si la demanda presiona o la oferta flaquea, los precios subirán. A precios más altos entrarán en explotación yacimientos que antes no era rentable explotar, pero “estaban ahí”. Y la curva crecerá en altura sin desplazarse a la derecha.

[11] Así que hablar tan sólo de crecientes dificultades técnicas en la extracción es engañoso y desorientador.

[12] Siguiendo la exhortación bíblica, mal que les pese.

[13] La cifra es utilizada por los expertos con frecuencia para estimar, rebus sic stantibus, la desaparición del petróleo en cualquiera de sus formas y ubicaciones actuales.

[14] Lleva camino de hacerlo. La Agenda 2030, el World Economic Forum, la Comisión de la Unión Europea, los gobiernos nacionales y todas las élites de Occidente se han conchabado para convertir a los ciudadanos bajo su control, antaño los más libres del mundo, en ganado contribuyente (eso de “contribuyente” es engañoso. Se me está sacando el dinero del bolsillo. Yo pago, no “contribuyo”. Taxpayer lo refleja mejor. ¿Pagafantas?).

[15] Petróleo crudo convencional y no convencional: bitumen, fracking, más síntesis procedentes de tecnologías de licuefacción de gas y carbón, más biofuel.

[16] La hipótesis del origen abiogenético del petróleo sostiene que en el interior de la tierra hay hidrocarburos de origen estrictamente abiogenético. Sus detractores aseguran que componentes del crudo presentan polarización rotatoria, lo que indica que se trata de compuestos de origen orgánico.

[17]  Ahmed Zaki Yamani fue un político saudita. Se desempeñó muchos años como ministro de Petróleo y Recursos Minerales de su país y durante 25 como ministro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Autor del artículo

<a href="https://joseramonferrandis.es" target="_blank">José-Ramón Ferrandis</a>

José-Ramón Ferrandis

Nacido en Valencia (España) en 1951. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense. Técnico Comercial y Economista del Estado. Salvo posiciones en Madrid, destinado sucesivamente en Ceuta (España), Moscú (URSS), Washington (EE. UU.), Moscú (Rusia) y Riad (Arabia Saudita). Profesor de Análisis Riesgo País, Análisis de tendencias y Mercados internacionales. Analista. Escritor (Globalización y Generación de Riqueza, África es así, Crimen de Estado). Áreas de especialización referidas a su trayectoria. Con el blog espera poder compartir experiencias y divulgar análisis sobre asuntos de interés general, empezando por el clima y terminando por la Geopolítica; sin dejar de lado la situación de España. Lo completará publicando semanalmente la Carta de los martes, que tiene 4 años de existencia.