Estaba ayer comiendo con un buen amigo en un restaurante de su barrio. Hacía bueno y no amenazaba lluvia, así que estábamos fuera, en unas mesas sobre la acera. Hablábamos de muchas cosas, pero predominantemente del clima, de su evolución, de sus causas, de las consecuencias de las descabelladas medidas que las autoridades adoptaban, de las mentiras[1] con que sus voceros nos obsequian a diario.
En una mesa contigua comía un varón solo, en sus cuarentas, de espaldas a nosotros. Estaba en mi línea de visión.
Mi amigo es un sabio y como tal se expresa. Fue eso sin duda lo que impelió a nuestro vecino de restaurante a dirigirse a nosotros, movido probablemente por la sorpresa de escuchar tan juiciosos y profundos comentarios abocando a una conclusión que le resultaba inverosímil. Y es que siempre había oído decir, y creía, que la atmósfera terrestre se estaba calentando inexorablemente.
Nos pidió excusas por haber estado escuchando y comenzamos un breve intercambio de datos (los datos los dimos nosotros) sobre el asunto. Cuando le explicamos que la temperatura de la atmósfera había permanecido invariable desde 1998 hasta 2015 y de 2017 hasta ahora mismo, enarcó las cejas, incrédulo. Siempre había oído decir lo contrario.
Nos despedimos cordialmente. Manifestó que seguía en sus trece. Que esto que decíamos no podía ser cierto.
Viene esto a cuento del rendimiento que sobre las buenas gentes sin acceso a los datos reales tiene la permanente falsedad o manifiesta parcialidad que los medios de comunicación de masas vomitan masivamente sobre el tiempo, el clima, el CO2 y el Hombre[2], todos juntos o por separado. Y también viene a cuento del silencio atronador que nos invade cuando las circunstancias coyunturales del tiempo atmosférico no les favorecen.
Para muestra basta un botón. Un botón referido al tiempo atmosférico, al corto plazo, a eventos que no necesariamente marcan tendencia. Pero que existen. Y sobre todo, que no nos cuentan. Pues aquí están[3].
Los datos nos dicen que en Alaska han padecido cuatro duros inviernos seguidos, con el colofón en este pasado, quizá el más severo de todos ellos. Sí, ya sabemos que la NOAA[4] había anunciado inviernos templados, pero han patinado. Los cuatro inviernos. Un 100% de error. No es fácil.
Y no ha sido sólo en invierno. En abril de 2023, la temperatura media ha caído hasta – 8,7 °C, lo que supone 5,5 °C por debajo de la media histórica y el cuarto abril más frío de los últimos 99 años. ¿Habían oído hablar de esto? No, padre.
Hombre, en Alaska hace frio. Cierto, pero ¿y en Australia?
Australia se está enfriando. Lleva 6 años haciéndolo, con temperaturas por debajo de la media. En mayo de 2023, la tendencia sigue. En muchos puntos del país (alguno tan importante como Canberra) las bajas temperaturas han marcado un récord. En Sidney se ha registrado la temperatura más baja en 85 años al llegar el otoño: 7,1 °C. En el oeste de la gran isla, no se había visto nada parecido desde 1999.
Bueno, sí, vale, pero tanto Australia como Alaska están muy lejos. Cierto. Pero Europa no está nada lejos: de hecho, somos Europa[5]. La nieve iba a desaparecer, decían. Pero no es cierto. En los Alpes, la nieve ha caído en abundancia a primeros de mayo. Ahí sigue, como en Austria, como en Eslovenia. Vean el gráfico que nos pone en situación. El evento de precipitación de nieve de este año es tan espectacular, tan fuera de la media, que debería (digo yo) haber valido algún comentario.
Pero además de en los Alpes, ha pasado lo mismo en Escandinavia. Y no sólo allí: también en España ha nevado a finales de mayo, mientras los medios de comunicación anunciaban olas de calor. ¿Han oído decir algo a los medios de las bajas temperaturas de mayo? Claro que no, sólo hablan de inundaciones[6]. Pero no es sólo cosa de las altas montañas. En amplias zonas bajas de Alemania y de Francia, el frío no se compagina con la estación del año en que vivimos. En Wittingen, a 71 metros sobre el nivel del mar, se ha alcanzado un récord de frío (-1,6 °C) en mayo. Cosa similar ha ocurrido en otros 16 puntos del país situados en llanuras bajas, incluida Hannover.
En las Islas Británicas la cosa es algo peor: la primavera no había hecho acto de presencia a mediados de mayo. Las especialistas, en general, no se explican las fuertes heladas de esta temporada, aunque alguno sí lo hace[7].
Europa central y del Este, en su mayoría, sigue muy fría para la época. La sequía, que iba a continuar devastando el subcontinente, ha remitido. Llueve, llueve mucho, dejando en mal lugar previsiones publicadas recientemente en Reuters[8]. Vinieron las lluvias, abundantes, persistentes, generalizadas, sobre todo en las zonas más necesitadas: España, Portugal y el sur de Francia.
Alaska, Australia, Europa (incluido el espléndidamente aislado Reino Unido) … ¿qué tal en Asia?
Pues si hablamos de la India, en Cachemira siguen con temperaturas invernales ahora mismo. Y se supone que sobrevenían olas de calor, al decir de los medios de comunicación de masas. Pero en Mongolia, las cosas están peor. El terrible invierno pasado (2022/2023) mató enormes cantidades de ganado por el frío reinante[9]. No obstante, el invierno astronómico ha terminado, el frío sigue y estamos a finales de mayo.
La intervención del comensal vecino me hace pensar que hay que seguir peleando por reflejar la verdad que los datos aportan, sin descanso. Es muy necesario para que quienes soportan el vendaval de noticias falsas puedan contemplar el limpio cielo entre las nubes.
A veces, cuando en marzo hace calorcito, en mayo viene la fresca. El refrán no es de ayer. Nada nuevo bajo el sol.
[1] “Mentir es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar”. En este caso se añade enriquecerse, conservar el puesto de trabajo, ascender en el escalafón y obtener prebendas de los poderosos, que son los que pagan. Como poco.
[2] El ser humano blanco y occidental tan sólo, ya saben.
[3] Bueno, en realidad proceden de aquí Cold Grips Globally: Alaska’s 4th Cold Winter… Record Cold Down Under…UK’s Delayed Spring… – Watts Up With That? . Y de aquí Cold Grips Globally: Alaska’s 4th Cold Winter… Record Cold Down Under…UK’s Delayed Spring… (notrickszone.com). Y a su vez, de aquí Kältereport Nr. 17 /2023 | EIKE – Europäisches Institut für Klima & Energie (eike-klima-energie.eu)
[4] National Oceanic and Atmospheric Administration de los EEUU.
[5] Sí. En cierta prensa nos quieren hacer creer que Europa es la UE, pero no.
[6] Tras la pertinaz sequía ha sobrevenido una serie de lluvias, que en algunos puntos han sido torrenciales. Pero claro, hombre, es cosa del cambio climático, o mejor, de la crisis climática. ¿Cómo no se me había ocurrido antes?
[7] Schafernaker, un meteorólogo de la BBC, lo explica en términos de calentamiento global. “From time to time we revert to previous weather patterns, and that’s what we’re experiencing this year … But thanks largely to climate change, temperatures have been creeping up – snow has become less frequent, and spring has occasionally brought very warm weather. And we have got used to that.”
[8] El artículo de Wattsupwiththat menciona a un meteorólogo, profesor de análisis geográfico en la Universidad de Alicante, quien afirmaba en el artículo de Reuters: At this time of year we can only have spotty and localised storms that will not address the rainfall deficit,”. La frase es de Jorge Olcina, habitual defensor de la teoría del cambio climático antropogénico, que realiza frecuentes apariciones en los medios de comunicación.
[9] En estos momentos, 13 de las 21 provincias de Mongolia sufren el “dzud”, que es un fenómeno natural propio de Mongolia caracterizado por grandes nevadas y frío extremo; entre ambos fenómenos atmosféricos, la hierba se hace inalcanzable para los rumiantes. Entre 1940 y 2015, se declaraba oficialmente el “dzud” dos veces por década. Recientemente, los “dzuds” ocurren cada año.