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Carta de los martes del 25 de octubre de 2022

por | 25 Oct 2022 | Carta de los martes

Queridos amigos:

El 25 de octubre de 1906 se otorgó el Premio Nobel de Medicina al histólogo[1] español Santiago Ramón y Cajal[2]. Conozcamos su historia.

Santiago Felipe Ramón y Cajal nació en Petilla de Aragón, un enclave navarro en Huesca, el 1 de mayo de 1852. Su padre, Justo Ramón Casasús, era médico y cirujano, con destinos profesionales cambiantes, lo que obligó a la familia (empezando por la madre, Antonia Cajal) a frecuentes desplazamientos.

Ramón y Cajal estudió primaria con los escolapios de Jaca y el bachillerato en el instituto de Huesca. Allí mostró excelentes capacidades pictóricas. En 1870 comenzó sus estudios de Medicina en Zaragoza. Se licenció en 1873. Fue llamado a filas. Tras unos pocos meses, se presentó a oposiciones para el cuerpo de Sanidad Militar. Ingresó y fue inmediatamente destinado a Cuba como capitán médico. Allí contrajo el paludismo. Solicitó la vuelta a la Península, donde con las pagas de Cuba, adquirió un microscopio, un microtomo y material suficiente para montar un pequeño laboratorio, donde inició sus investigaciones sobre los tejidos de los cuerpos del reino animal.

En 1875 fue nombrado ayudante interino de Anatomía en la Universidad de Zaragoza y en el 77 obtuvo el doctorado en la Universidad de Madrid, con la Tesis “Patogenia de la Inflamación”[3]. Ese mismo año ingresó en la masonería[4][5]. En 1879 ganó la plaza de director del Museo Anatómico de Zaragoza y se casó[6] con Silveria Fañanás García, con quien tendría siete hijos[7].

En 1883 obtuvo la cátedra de Anatomía General en la Universidad de Valencia[8]. En 1887 ocupó la cátedra de Histología de la Universidad de Barcelona.

A partir de 1888 se dedicó al estudio de las conexiones de las células nerviosas, para lo cual desarrolló métodos de tinción propios, dirigidos exclusivamente a teñir neuronas y nervios, que mejoraban los procedimientos de Camillo Golgi[9]. Con esa herramienta consiguió demostrar que la neurona es el elemento constitutivo fundamental del tejido nervioso. Ese mismo año descubrió los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas de la materia gris del sistema nervioso cerebroespinal. También en 1888 publicó en la Revista Trimestral de Histología Normal y Patológica que los tejidos cerebrales no estaban compuestos por conexiones continuas[10]. Su teoría fue aceptada en 1889 en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, celebrado en Berlín.

En 1892 ganó la cátedra de Histología e Histoquímica Normal y Anatomía Patológica de la Universidad Central de Madrid.

Entre 1897 y 1904 publicó, en fascículos, su obra magna: Histología del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados[11]. En 1900 fue nombrado director del recién creado Instituto Nacional de Higiene Alfonso XII. Ese mismo 1900 entró en el Consejo de Instrucción Pública.

A partir de la concesión del Premio de Moscú (1900) y respondiendo a una solicitud social muy extendida, el gobierno creó para él en 1901 el Laboratorio de Investigaciones Biológicas, dotado con abundantes y modernos recursos[12], que dio origen a la Escuela Española de Neurohistología, uno de los centros científicos más importantes de España, en el que trabajó hasta 1922, año de su jubilación.

En 1906 rechazó en nombramiento de ministro de Instrucción Pública[13]. Si aceptó en 1908 ser senador en representación de la Universidad de Madrid fue porque el cargo no llevaba asociada remuneración alguna[14]. En 1907 asumió la presidencia de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). En 1920 renunció a la dirección del Instituto Nacional de Higiene. Ese mismo año, el rey Alfonso XIII autorizó la fundación del Instituto Cajal de Investigaciones Biológicas, que se puso en marcha dos años más tarde y al que Cajal dedicaría sus esfuerzos hasta el fin de sus días.

Pero si por algo es mundialmente conocido Santiago Ramón y Cajal es por la concesión en 1906 del Premio Nobel de Fisiología y Medicina, debido a sus descubrimientos acerca de la estructura del sistema nervioso y el papel de la neurona[15], galardón que compartió con Camillo Golgi[16]. Rebobinemos.

Hasta finales del Siglo XIX, la estructura microscópica del cerebro era desconocida. Su densidad celular era tal que, al teñir las muestras para observarlas en el microscopio, sólo se podía apreciar una madeja impenetrable. Las interpretaciones sobre su funcionamiento diferían. Golgi sostenía la llamada teoría reticular, que sugería que la información viajaba por el sistema nervioso en una red continua de fibras.

Santiago Ramón y Cajal demostró que esa teoría era incorrecta. Los detallados exámenes histológicos de Ramón y Cajal[17] le permitieron descubrir que el sistema nervioso estaba formado por “entidades individuales”, células que luego se llamaron neuronas. Debido a los espacios[18] existentes entre ellas, tenían que comunicarse por contacto[19], no por continuidad. La hendidura sináptica, el espacio de entre 20 y 40 nanómetros que separa las neuronas, sugería la comunicación mediante mensajeros químicos que atravesaban la hendidura y permitían esa comunicación entre neuronas. Este es el núcleo de la “teoría neuronal” o “doctrina de la neurona”. Su hallazgo convirtió a Ramón y Cajal en el “padre de la neurociencia”, o si lo prefieren, el creador de la moderna neuroanatomía.

Descendiendo en la descripción de las neuronas, pudo identificar la existencia de unos apéndices o protuberancias en los tallos de las dendritas[20], que llamó espinas dendríticas[21]. Para hacernos una idea de la genialidad de Cajal, la existencia de las sinapsis y de las espinas dendríticas sólo se pudo confirmar con la aparición del microscopio electrónico en la década de 1950.

Más aún, Ramón y Cajal comprendió como fluía la información a través del cerebro (y del resto del cuerpo), es decir, la actividad nerviosa[22] y avanzó la capacidad de las neuronas para adaptar su forma a las necesidades funcionales, a lo que se llamó plasticidad neuronal. Para ello hubo de estudiar no sólo la estructura del cerebro y del cerebelo, sino la médula espinal, el bulbo raquídeo y otros centros sensoriales del organismo, como la retina[23].

Ramón y Cajal siguió alumbrando descubrimientos a lo largo de los años. Tras elaborar magníficas descripciones de los tipos de células, de las estructuras neuronales y de su conectividad, descubrió un nuevo tipo de célula, la célula intersticial de Cajal. Estas células se encuentran situadas entre las neuronas incrustadas dentro de los músculos lisos que recubren el intestino. Su función es la de generar y ordenar el ritmo de las ondas de contracción que mueven el bolo alimenticio a lo largo del tracto gastrointestinal.

Otra faceta esencial en Ramón y Cajal, además de la investigadora, fue la docente. Sus descripciones y sus láminas han servido de texto para la formación de generaciones de médicos en todo el mundo. Sus trabajos sobre la degeneración y regeneración del sistema nervioso y la estructura de la retina siguen siendo muy estudiados. Son la referencia clásica. Ramón y Cajal fue el creador de una importante escuela, entre cuyos miembros se hallan Jorge Francisco Tello, Pío del Río Hortega, Fernando de Castro Rodríguez y Rafael Lorente de No. Sus alumnos fueron como una segunda familia para Ramón y Cajal.

Ramón y Cajal recibió numerosísimas muestras de reconocimiento por su obra[24]. Debido a su casi interminable condición, les dirijo a este resumen, que se reconoce asimismo incompleto https://cvc.cervantes.es/ciencia/cajal/cajal_recuerdos/recuerdos/apendice_03.htm

Santiago Ramón y Cajal era un genio, considerado fuera de España al nivel de Isaac Newton, Charles Darwin o Albert Einstein. Su labor gozó de un amplio reconocimiento internacional, que superó los límites de su época.

Bien mirado, era una personalidad polifacética. Dentro de la medicina, en la que hemos visto su gigantesca aportación, contribuyó de forma significativa al estudio del cáncer, aportando la primera descripción de células madre tumorales, así como el estudio de la angiogénesis y de la relación entre las células tumorales y el estroma que las rodea[25].

Fuera de la medicina desarrolló notables capacidades en el ajedrez[26], el dibujo (del que ya hemos hablado y que le permitió trascender la mera comunicación para devenir arte) y la fotografía, afición en la que se inició con 16 años de edad y le acompañó siempre. Inventó un método para hacer fotos en color y fue pionero del primer microfilm[27]. Escribió varias obras sobre fotografía, siendo la más relevante Fotografía de los colores, bases científicas y reglas prácticas (1912), anunciando el futuro de la fotografía cromática. Publicó dieciséis artículos y una monografía sobre la aplicación científica de la fotografía. En 1900 fue nombrado presidente de honor de la Real Sociedad Fotográfica.

No podemos obviar su enorme prestación como gestor de diversos organismos de investigación ni la enorme labor docente que llevó a cabo. Fue fundamental en la creación y mantenimiento de la infraestructura científica y educativa en España.

No debemos dejar de lado la acrisolada honradez de Ramón Y Cajal, de la que dio muestras durante toda su vida. En una ocasión, redujo sus emolumentos como director del Laboratorio de Investigaciones Biológicas, por entender que eran demasiado altos. En otra, siendo presidente de la JAE, al enviar a su hijo Jorge a investigar a extranjero, pagó personalmente los gastos. Al ser preguntado por qué no le había pensionado con una beca, como era costumbre, máxime siendo su hijo, Cajal respondió: “Por eso mismo, por ser mi hijo”.

En agosto de 1930 falleció su mujer tras 51 años de matrimonio, debido a la tuberculosis. A pesar del impacto emocional y de la edad, continuó trabajando, publicando y enseñando. Por expreso deseo del propio Ramón y Cajal, varios de sus alumnos (sobre todos, Jorge Francisco Tello, que le había sucedido en su cátedra y en la dirección del Instituto), le acompañaron el día de su muerte, el 17 de octubre de 1934. Sus restos reposan en el cementerio de la Almudena (Madrid).

Los reconocimientos nacionales e internacionales han sido y son incesantes. Podemos mencionar tres de ellos. Uno tuvo lugar el 1 de abril de 1952, con motivo del primer centenario de su nacimiento. El gobierno de Francisco Franco le otorgó el título de I Marqués de Ramón y Cajal. Era evidente que todos sabían de la condición de masón confeso de Ramón y Cajal, lo que no obstó para la concesión de los honores.

En fecha cercana a la anterior, la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana descubrió una lápida en los laboratorios de histología del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón. No olvidaban la estancia de Ramón y Cajal en Cuba.

Por último en esta selección, en 1973, la Unión Astronómica Internacional designó el cráter lunar Cajal en su memoria, aunque debe quedar claro que Ramón y Cajal nunca estuvo en la luna.

La frase de hoy es suya. De las muchas que se han conservado, esta es la que mejor retrata su personalidad: “¿No tienes enemigos? ¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia?”

Cordiales saludos

José-Ramón Ferrandis

[1] Es decir, médico especializado en histología y anatomía patológica.

[2] Generalmente conocido como padre de la neurociencia, disciplina científica que estudia el sistema nervioso con todos sus aspectos: estructura, función, desarrollo ontogenético y filogenético, bioquímica, farmacología y patología, así como sus interacciones, dando lugar a las bases biológicas del conocimiento y la conducta.

[3] Fue entonces cuando el doctor Aureliano Maestre de San Juan (1828-1890) le formó en las técnicas de observación microscópica.

[4] Concretamente, en la logia masónica Caballeros de la Noche, perteneciente al Gran Oriente Lusitano, con el número de miembro 96 y el nombre simbólico de Averroes.

[5] En 1878 contrajo la tuberculosis.

[6] Contra la opinión de sus padres y amigos.

[7] Santiago, Felina (Fe), Pabla Vicenta, Jorge, Enriqueta, María del Pilar y Luis.

[8] Allí jugó un papel importante en la lucha contra la epidemia de cólera que azotó la ciudad en 1885.Sus aportaciones analíticas establecieron las bases de las vacunas basadas en bacterias inactivadas, participando de manera decisiva en la creación de la vacuna contra el cólera.

[9] El nombre del sabio italiano le acompañaría durante una buena parte de su vida. Lo veremos. Ahora conviene saber que, en 1873, Camillo Golgi había desarrollado una nueva técnica capaz de teñir unas pocas neuronas de todas las que hay en un corte.

[10] Hasta entonces se creía eso por las investigaciones de Camillo Golgi. Su método impreciso permitía ver los nervios y los tejidos cerebrales, pero no era suficiente como para ver las neuronas.

[11] Hubo otras muchas obras médicas, entre las que cabe destacar el Manual de Histología normal y técnica micrográfica (1889), Manual de Anatomía patológica general (1890), así como la publicación, en 1933, del trabajo titulado “Neuronismo o reticulismo: las pruebas objetivas de la unidad anatómica de las células nerviosas” en la revista científica Archivos de Neurobiología, que es considerada como su testamento científico, el resumen de sus ideas. En total, Ramón y Cajal publicó más de trescientos artículos, no todos neurocientíficos, sino también de microbiología. Pero además, escribió entre 1885 y 1886 los Cuentos de Vacaciones, narraciones que combinaban rigor científico con elementos filosóficos, éticos y sociales. Antes, en 1883, escribió varios artículos en la revista La Clínica de Zaragoza artículos bajo el seudónimo de Doctor Bacteria. Publicó también una colección de generalidades (Charlas de café), sus experiencias de la vejez, El mundo visto a los ochenta años y una guía científica, Consejos para un joven investigador.

[12] Durante todo ese período, Ramón y Cajal dirigió un completo proyecto de modernización de la ciencia en España. Convirtió a la JAE el embrión del futuro Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

[13] Santiago Ramón y Cajal no aceptaba nombramientos de raigambre política. En 1925, la CNT le ofreció la presidencia de la futura República Federal (sic), ofrecimiento que rechazó.

[14] En 1910 fue nombrado senador vitalicio.

[15] Fue fundamental que el anatomista suizo Rudolph Albert von Kölliker difundiera por el resto de Europa las aportaciones a la neurociencia realizadas por Ramón y Cajal.

[16] Con cuyas tesis no estuvo nunca de acuerdo Ramón y Cajal.

[17] Que materializaba sus observaciones en magníficos dibujos de las células nerviosas, una habilidad innata que de niño le resultó fácil desarrollar y mostró su importancia con posterioridad.

[18] Más tarde se inventó un término adecuado para definir el fenómeno del contacto: sinapsis.

[19] El fisiólogo inglés Henry Hallett Dale descubrió el primer neurotransmisor, la acetilcolina. Empezaba a saberse en detalle la química del funcionamiento del sistema nervioso central y del periférico, lo que permitió sintetizar drogas adecuadas.

[20] Allí se produce la sinapsis con un botón axonal de otra neurona.

[21] Hoy día sabemos que las espinas dendríticas están relacionadas con la memoria y el aprendizaje, pero cuando Cajal las describió, sus pares aseguraban que no había tal cosa, sino que era un mero efecto visual de las tinciones.

[22] A ese fluir se llamó “Teoría de la Polarización Dinámica”, un modelo que era capaz de explicar la transmisión unidireccional del impulso nervioso.

[23] Fue el primero en describir las diez sinapsis que componen la retina.

[24] Más allá de centros de investigación, escolares y médicos.

[25] Este aspecto es esencial en el conocimiento de los tumores, pero cuando Ramón y Cajal lo descubrió no se le dio la importancia que tiene.

[26] Fue un buen jugador aficionado de ajedrez. Llegó a disputar partidas simultáneas y ajedrez a ciegas. Llegó a dedicar dedicó tiempo a analizar aperturas, jugadas y finales. Como le quitaba horas de descanso, lo abandonó.

[27] En 1880 logró reducir un autorretrato al tamaño de una cabeza de alfiler.

Autor del artículo

<a href="https://joseramonferrandis.es" target="_blank">José-Ramón Ferrandis</a>

José-Ramón Ferrandis

Nacido en Valencia (España) en 1951. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense. Técnico Comercial y Economista del Estado. Salvo posiciones en Madrid, destinado sucesivamente en Ceuta (España), Moscú (URSS), Washington (EE. UU.), Moscú (Rusia) y Riad (Arabia Saudita). Profesor de Análisis Riesgo País, Análisis de tendencias y Mercados internacionales. Analista. Escritor (Globalización y Generación de Riqueza, África es así, Crimen de Estado). Áreas de especialización referidas a su trayectoria. Con el blog espera poder compartir experiencias y divulgar análisis sobre asuntos de interés general, empezando por el clima y terminando por la Geopolítica; sin dejar de lado la situación de España. Lo completará publicando semanalmente la Carta de los martes, que tiene 4 años de existencia.