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Un blog reaccionario

«Verum, Bonum, Pulchrum»

Dejadnos tranquilos

por | 4 Nov 2022 | Otros artículos

In illo tempore, el tiempo de las sociedades transcurría de acuerdo con los cánones establecidos. Las horas, los días, las semanas y los meses pasaban y la gente vivía de acuerdo con ese patrón sencillo y general[1]. Bastantes complicaciones lleva consigo la supervivencia.

Pero tanta felicidad era mucho pedir. Llegado un momento, Benjamín Franklin efectuó observaciones al objeto no de cambiar los horarios, sino los hábitos[2]. Más tarde, en 1905, un tal William Willett mostró su malestar por tener que acortar sus partidos de golf al llegar el crepúsculo, cuando la mañana temprana se desperdiciaba a los efectos, pues todos dormían en verano hasta que el sol estaba alto sobre el horizonte. Propuso cambios de hora, aunque en vano.

El 30 de abril de 1916, Alemania, sus aliados y sus zonas ocupadas aplicaron por vez primera el llamado horario de verano. Corría la Primera Guerra Mundial. La idea subyacente era ahorrar carbón[3] y, en los países beligerantes, favorecer además los apagones nocturnos para dificultar los bombardeos. Tras Alemania fue el Reino Unido, la mayoría de las naciones en guerra y muchos países neutrales europeos. Los Estados Unidos lo hicieron en 1918[4].

Eso sí, como cuanto más cerca del ecuador está un país, menos se justifica el cambio de horario[5]. Hoy en día, menos del 40% de los países del mundo ajustan la hora, aunque sean unos 140 los que han aplicado el cambio horario alguna vez. Se trata de maximizar la coincidencia entre horas de actividad y luz solar para aprovechar la luz natural, limitando así, dícese, el uso de la iluminación artificial[6].

Los argumentos a favor y en contra son abundantes. Veamos.

A favor del cambio horario se hallan intereses económicos sectoriales. En los EE. UU., la Asociación de Fabricantes de Artículos Deportivos y la Asociación Nacional de Supermercados, más Seven Eleven[7], pelearon para imponer el horario de verano en 1987[8], pues creían que la población va más de compras y practica más deportes al aire libre con el cambio. Añadir tiempo de luz natural puede ayudar a disminuir los accidentes de tráfico[9], pero sus efectos sobre la salud y la incidencia del crimen son dudosos, cuando no negativos. Se dice que el horario de verano ahorra energía eléctrica al reducir la iluminación artificial, pero las evidencias que lo apoyan son inconsistentes, pues puede estimular la aparición de picos de demanda, con incremento de costes[10].

En contra del cambio horario se encuentran su complejidad intrínseca, algunos agricultores[11] y quienes desarrollan actividades determinadas por el sol. Los cambios de horario tienen un coste económico directo, pues conllevan trabajo extra para llevar a cabo reuniones y perjudican las actividades computarizadas. Los cambios de horario dificultan la percepción del tiempo, trastocan reuniones, viajes, envíos, logística, registros, dispositivos médicos y el uso de maquinaria pesada, pues con frecuencia se producen faltas de coordinación. El empleo del horario de verano puede incrementar el consumo de gasolina[12] y perjudica las tasas de audiencia de los programas en prime-time. También salen perjudicados teatros y cines. Los dispositivos médicos pueden tener problemas que dañen a los pacientes, sin que sea el personal del hospital tenga mayor responsabilidad. Por último, téngase en cuenta que las empresas usan en muchos casos la iluminación permanentemente, con independencia de la luz exterior.

Pero lo más relevante opera en el campo de la salud. Hay un debate cada vez más trascendente: ¿cómo afecta el cambio de hora a nuestras vidas? Pues básicamente, los cambios de horario reducen la duración y la eficiencia del sueño. La Sociedad Española del Sueño, la Sociedad Portuguesa de Cronobiología y Medicina del Sueño, la Sociedad para Investigación en Ritmos Biológicos, la Sociedad Europea de Ritmos Biológicos y la Sociedad Americana del Sueño han expresado con rotundidad su posición a favor de eliminar el cambio horario. Agrupadas bajo la Sociedad Europea (las europeas, claro) de Investigación sobre Sueño, han emitido un comunicado conjunto[13] que entendemos fundamental. Y es que desde el punto de vista de la cronobiología y el sueño[14], hay evidencias de que mantener el cambio horario es dañino para la salud. Provoca cambios agudos tales como alteraciones del sueño[15] y del rendimiento al conducir y un leve mayor riesgo de sufrir episodios cardiovasculares[16]. De ahí la unanimidad entre las distintas asociaciones científicas a la hora de poner fin al cambio de hora[17].

A la vista de la situación, ¿qué han hecho las autoridades competentes?

Contra todo pronóstico unificador tradicional en la UE, en 2018 se produjo la Directiva Pilatos del Parlamento Europeo y del Consejo[18] proponiendo finalizar los cambios de hora estacionales en el ámbito de la Unión Europea[19]. Cada Estado puede escoger el horario oficial a mantener.

El Gobierno español nombró una comisión de expertos para tomar una decisión, pero llegó la pandemia china y el asunto se dejó en el cajón, pues todos los expertos se pusieron a asesorar al gobierno en materia de pandemias. Y de repente, saltó al BOE[20] la Orden PCM/186/2022, de 11 de marzo. Lo importante es saber quién manda[21], así que el BOE determina que continúe el cambio de hora hasta ¡2026! Mucho más allá de que el gobierno pase a la Historia. Es normal, el bienestar de la población le importa entre poco y nada.

[1] Bueno, tampoco hay que exagerar. Antiguos egipcios, mesopotámicos y romanos ajustaban sus horarios al sol. A título de ejemplo, los relojes romanos (clepsidras) tenían escalas diferentes para los distintos meses del año. En el Siglo XIV se inventó el reloj mecánico, con 24 horas de igual duración. La idea, no obstante, se remonta a Hiparco de Nicea en el Siglo II antes de Cristo.

[2] Durante su estancia en Francia (1874), publicó (anónimamente) una carta en la que reflejaba el hecho de que los parisinos ahorraban gasto en velas levantándose más temprano, utilizando más luz solar.

[3] Se suponía que así se reducía la energía para iluminación, al menos en las zonas templadas, con días más largos y duración muy distinta en estaciones alejadas. Eso sí, se economiza energía si el ahorro matutino supera al incremento de gasto vespertino. El Departamento de Transporte de los Estados Unidos concluyó en 1975 que el horario de verano puede reducir el consumo de electricidad en un 1 % durante marzo y abril, pero el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología revisó ese estudio en 1976 y no halló indicios de un ahorro de energía significativo. En 2000, cuando algunas zonas de Australia empezaron a usar el horario de verano en invierno, el consumo de electricidad no decreció. Además, los picos de consumo de energía de las tardes hicieron aumentar los precios.

[4] En España, hasta el 1 de enero de 1901 se utilizaba el horario solar. La hora se regía por el meridiano de Madrid, con flexibilidad provincial en cuanto al horario. Desde el 15 de abril de 1918 se instauró oficialmente el cambio a la hora de verano, pero entre 1920 y 1925 y entre 1930 y 1936 no se aplicó.

[5] Pues la duración de los días es similar en todas las estaciones.

[6] Extremadamente discutible, como veremos.

[7]En 1984, la revista Fortune estimó que siete semanas más de horario de verano proporcionarían 30 millones de dólares extra a los establecimientos 7-Eleven. La National Golf Foundation estimó que la imposición del horario de verano incrementaría los ingresos del golf de 200 a 300 millones de dólares.

[8] Los senadores de Idaho votaron a favor porque pensaban que así, los restaurantes de comida rápida venderían más patatas de Idaho.

[9] En 1975 el Departamento de Transporte norteamericano informó que se habían reducido en un 0,7 % los accidentes de tráfico durante el horario de verano, pero en 1976, un estudio del Instituto de Estándares no encontró evidencias en ese sentido como para apoyar esas conclusiones.

[10] Dicho esto, un estudio realizado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, realizado en 2011, halló un ahorro del 5% en el consumo de energía eléctrica doméstica durante la vigencia del horario de verano. Spain is different.

[11] La cosecha de cereales se efectúa cuando el rocío se evapora, así que cuando los granjeros llegan más temprano en verano, su trabajo se obstaculiza y deben esperar.

[12] En los EE. UU., la demanda de gasolina creció un 1 % en marzo de 2007, al cambiar la hora.

[13] https://esrs.eu/wp-content/uploads/2019/03/To_the_EU_Commission_on_DST.pdf.

[14] Este cambio afecta sobre todo a la población más vulnerable, como niños o ancianos, así como a las personas con alguna enfermedad neurológica. Las personas que notan este cambio suelen tener síntomas similares a los sufridos tras un largo viaje, con el conocido jet lag, que se manifiesta en forma de cansancio y/o falta de concentración. La dificultad para conciliar el sueño es el síntoma más común tras el cambio de hora, desencadenando otros problemas como somnolencia, cansancio e irritabilidad.

[15] Está comprobado desde la perspectiva fisiológica que el efecto inmediato del cambio de hora es una alteración en la secreción de melatonina, hormona que regula los estados de vigilia y sueño en función de la luz solar: cuanta más luz, menos melatonina de produce. Por eso, con del cambio horario, la función de inducción al sueño que tiene esta hormona se produce más tardíamente.

[16] El lunes siguiente al inicio del horario de verano (siempre en fin de semana) se registra un notable incremento en ataques cardíacos. Sensu contrario, se reducen cuando se vuelve al horario de invierno.

[17] A pesar de que solamente se retrasan los relojes una hora, los estudios aseveran que el organismo puede tardar días en adaptarse al nuevo horario, provocando distintos trastornos.

[18] https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:52018PC0639&from=EN

[19] Entre el 4 de julio y el 16 de agosto de 2018, la Comisión Europea efectuó una consulta a los ciudadanos de la Unión Europea sobre el horario de verano y su posible abolición. Participaron 4,6 millones de personas, de las que un 80% se decantaron a favor de la abolición del cambio de horario. Se prefirió el horario de verano como permanente.

[20] BOE.es – BOE-A-2022-4026 Orden PCM/186/2022, de 11 de marzo, por la que se publica el calendario del período de la hora de verano correspondiente a los años 2022 a 2026.

[21] Recuérdese el delicioso diálogo que se refleja en «A través del espejo», continuación de «Alicia en el País de las Maravillas», de Lewis Carroll. El personaje Humpty Dumpty dice a Alicia:

– “Cuando yo uso una palabra, ésta significa lo que a mí me dé la gana…, ni más ni menos.

– La cuestión – le respondió Alicia– es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

– No, no – replicó Humpty Dumpty -. Lo importante es saber quién manda”.

Autor del artículo

<a href="https://joseramonferrandis.es" target="_blank">José-Ramón Ferrandis</a>

José-Ramón Ferrandis

Nacido en Valencia (España) en 1951. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense. Técnico Comercial y Economista del Estado. Salvo posiciones en Madrid, destinado sucesivamente en Ceuta (España), Moscú (URSS), Washington (EE. UU.), Moscú (Rusia) y Riad (Arabia Saudita). Profesor de Análisis Riesgo País, Análisis de tendencias y Mercados internacionales. Analista. Escritor (Globalización y Generación de Riqueza, África es así, Crimen de Estado). Áreas de especialización referidas a su trayectoria. Con el blog espera poder compartir experiencias y divulgar análisis sobre asuntos de interés general, empezando por el clima y terminando por la Geopolítica; sin dejar de lado la situación de España. Lo completará publicando semanalmente la Carta de los martes, que tiene 4 años de existencia.